Viajar, no es ir a Pekín o a Roma, Viajar es desplazarse a un lugar que es diferente al que uno reside., aunque esté a 10 Km. Y por que es tan emocionante. Todos esos lugares no los reconocemos como habituales, y nos hace sentir por lo tanto más vivos. Sabemos que nos tendremos que ir, y a lo mejor no volvemos nunca más. Por eso somos más receptivos a todas las sensaciones que el lugar nos provoca. Tratamos de retener en nuestras retinas la expresión de sus gentes, sus sabores, sus colores, como si fueran únicos. Viajar es comparar, comparar con nuestro entorno, con nosotros mismos. Viajar nos hace aflorar sentimientos que tenemos ocultos. Es como abrir un armario y cambiarnos de ropa. Una ropa que no usamos habitualmente. Con ella nos sentimos diferentes y sobre todo, vemos diferente. Viajar es ponernos unas gafas con las que percibimos lo que no normalmente no llegamos a apreciar en nuestra vida diaria.
A veces cuando en mi ciudad salgo a pasear, yo mismo me obligo ponerme esas gafas, y la verdad que veo las calles diferentes. La vida deberíamos verla siempre con las gafas de viajar.
3 comentarios:
Amigo Javier te doy toda la razon, gracias por todo
Increíble blog. Le estoy echando un vistazo así muy por encima, pero por lo que estoy leyendo es realmente interesante para todo aquel que le guste descubrir nuevos lugares. Un abrazo enorme.
Cuando sea mayor quiero ser como tu (tengo 62 años), poder viajar sin tiempo ni planes que es lo que mas me gusta. Ya veremos.
Publicar un comentario